El abordaje científico de la realidad

Se trata de establecer algunos supuestos desde los cuales es posible realizar un abordaje de la realidad social.

- Enfoque Holístico o totalizador:

Consiste en analizar las cuestiones o problemas parciales, o los componentes de una totalidad, desde la perspectiva del todo.

Este principio establece que el conocimiento de la totalidad nos permite comprender las partes y sus componentes. No se puede pasar del análisis de una parte o sector social al análisis global. No se puede comprender al todo como una suma aritmética de sus partes o una simple acumulación de datos parciales. El todo es algo más que la suma de las partes y sus relaciones.

- Superación de la dicotomía entre teoría y praxis:

Se trate de la teoría como contemplación, siendo la actividad propia del espíritu opuesta a la praxis, como se plantea a partir de la tradición platónico-aristotélica; o de la teoría como construcción intelectual, como plantea el pensamiento científico contemporáneo, la dicotomía entre teoría y praxis en lo que se refiere a las ciencias sociales no se ha superado.

Para Heidegger, teoría y praxis son dos momentos ulteriores de uno anterior y fundamental que él llama “cura” o “preocupación” del ser del hombre, de donde la teoría es siempre una reducción de la experiencia existencial. En cuanto reducción la teoría es siempre secundaria y su fundamento se encuentra en la comprensión existencial.

La dicotomía teoría-praxis mantiene la división entre ciencia social y tecnología social, entre sociología y el trabajo social: una se ocupa de conocer y diagnosticar la realidad, la otra opera sobre esa realidad. La superación de esta dicotomía es un propósito que surge de la reflexión sobre una práctica en la que se realiza esta integración.

- Perspectiva utópica en cuanto a desentrañamiento y previsión del futuro:

Cuando en la realización de una investigación, de manera explícita o implícita, se estudian los hechos sociales como lo que son, se deben estudiar tal como son en ese momento y aquello que puedan contener como posibilidad futura.

El conocimiento de la realidad es un saber para preveer (Comte), un conocer para transformar que va mas allá de la interpretación (Marx), la autoconciencia científica de la sociedad (Hans Freyer). Un diagnóstico de situación estudia el presente, sin prescindir de la historia, pero también el camino al futuro.

Un modelo analítico debe captar lo que está en germen pero que todavía no es. Es tarea del investigador social desentrañar el futuro que no es y que puede ser.

El pensamiento utópico no piensa en lo irrealizable sino en un inédito posible, que tiene en cuenta la naturaleza humana y las leyes de la evolución de las sociedades tal como en un momento determinado pueden ser. El pensamiento utópico se apoya en el presente pero polarizado por el futuro, sabiendo distinguir entre lo posible y lo deseable.

La perspectiva utópica es una mirada prospectiva. La visión del futuro puede ser una prospectiva exploratoria, que prevé el futuro extrapolando el presente, es decir un futuro que es más de lo mismo, o una prospectiva normativa que prevé el futuro posible pero diferente al presente. Esto último nos permitiría hablar del viable inédito, lo que puede ser, como respuesta a las necesidades del hombre y al proceso de hominización que sufre. Por el crecimiento de la conciencia el hombre se adultifica como persona, generación tras generación, esta maduración se proyecta sobre las estructuras al mismo tiempo que las estructuras condicionan su conciencia (Teilhard de Chardin).

- Pensamiento Crítico:

La captación de lo que se esta gestando y todavía no es revela las posibilidades intrínsecas de lo que es en forma actual. Esto lleva a realizar un diagnóstico de situación que resulta crítico de lo existente. Es difícil que a nivel social se admitan cambios en los valores, en pautas de comportamiento o en la organización social. Por lo que un diagnóstico que intente captar la significación de los momentos decisivos del proceso social aparezca, necesariamente como crítico de lo ya establecido.

- Función Desmitificadora:

El diagnóstico de situación revelaría la realidad oculta, encubierta o disimulada bajo los mitos y falsificaciones que nos hacen considerar lo existente como el orden natural y no como producto de un proceso histórico.

- Carácter no imparcial:

Estudiar la sociedad implica también valorarla; el hombre como ser circunstanciado, no observa ni investiga de manera neutra. La pretendida neutralidad valorativa de las ciencias sociales, en algunos casos, es ingenua, pero en otros es interesada. Esta pretendida imparcialidad distorsiona nuestra realidad y las ciencias sociales se vuelven impotentes para desmitificar toda realidad de dependencia y explotación.

- Explicitación de los supuestos ideológicos:

Si una teoría científico-social es una respuesta a una problemática específica de tiempo y espacio, conserva y racionaliza, en su trasfondo y en su proceso, un cierto sistema de valores, de intereses, y de aspiraciones sociales. Este sistema constituye por su naturaleza una ideología. La ideología aparece como un trasfondo de la teoría científico-social, en cuanto esta expresa una circunstancia histórica definida en el tiempo y en el espacio. Existen ideologías sin teoría científico-social, pero no existe teoría científico-social sin una ideología. El concepto de ciencia social pura, despojada de todo trasfondo ideológico, es un artificio conceptual y carece de significado teórico en el campo de las ciencias sociales.

El pensar humano es ideológico y todo análisis e interpretación es ideológico, ya que la realidad la abordamos siempre desde un conjunto de ideas, medios y valores que componen nuestra ideología.

La ideología y la ciencia no pueden separarse, así como tampoco la ideología y la praxis. No es posible concebir una acción sin un proyecto, una idea, un modelo al que apunte esa acción. La teoría, la investigación y la praxis se basan en una ideología. Todo lo que concierne al trabajo social se sostiene en una ideología. La acción y el quehacer científico siempre se plantean el para qué y el para quién de la producción científica.


Ricardo Sielas